Al sur en Caral




Elma Murrugarra, al sur en caral, (Editorial Literal, México, 2006)


 

Caral 



T i e r r a 

Aquí donde la retama ya no florece y el altar del fuego sagrado ha sido apagado por los vientos del oriente un hombre de pura rabia le ha arrancado la pierna a otro una mujer ha parido en silencio al hijo de su padre y un niño ha dormido abrazado al desamor nadie se reconoce eso es lo terrible el polvo lo ha sepultado casi todo 


A g u a

Sedientos avanzamos lentamente alineados como hormigas sudorosas al patíbulo y hago lo posible nublo mis ojos para no leer las inscripciones ensangrentadas que en el tiempo otros condenados con sus uñas grabaron sobre estas paredes que carcomidas por la humedad y el salitre empiezan a desmoronarse


A i r e

La espera te angustia los rostros cansados el suelo sucio la nada te agitas con ese pensamiento te invade la ansiedad pues cuanto más demora la serpiente de plata mayores son las posibilidades de arrojarte y sucede que el olor del muchacho que pasa rozándote te regresa a este lugar entonces cardo y mariposa libre olvidas.


F u e g o

Los guerreros trazaron sobre la arena la geometría de sus soledades a la medida de sus furias la espada tiñó el río desde la puna abriendo un sendero en la selva mientras el desierto de metrallas entre esteras y calaminas dio forma a caral que roja despierta como una cantuta al sur




Los apóstoles 





E u c l i d e s

El trípode aún sostiene el oráculo fotográfico 
y tu cuerpo tendido no entiende de muerte 
profeta al fin disputas con la tentación 
de perderte en el laberinto de los tiempos 
en los remolinos de tu lucidez 
Dédalo como un ángel 
intenta liberarte del sacrificio del cordero 
que limpia los pecados de este mundo 
y no se apiada de ti 
Heracles te arrastra hasta Barrios Altos 
y te sientes parte y todo de una memoria 
que no te pertenece 
solo 
huérfano de calor tus venas te abrazan frías



H i p ó l i t o 

Su celebridad será mentada 
con el ocaso 
en las playas de Barranco 
del fango 
renacerá con orgullo 
y a partir de una pluma 
su victoria será bendita 
su lengua de camaleón 
vengará las tristes omisiones 
Hermes besará su piel 
de reina sin afeites 
y su odio 
podrá más que los laureles 
de su pecho de hombre



E l p i d i o

Eco cómplice de la oscuridad 
no conspira 
ella espera como una silla 
el que está por nacer 
escucha sus gritos 
Pan corre el riesgo 
de ser devorado 
por los infantes del Rímac 
la ninfa 
ya no pelea con su marido 
las agujas señalan 
nuevos caminos 
y el feto bizarro patea la vida




E s t r a b ó n

 

 

 

Hasta los dos años lo creyeron tarado 

pues tenía los ojos como frijoles 

y una oreja malograda 

su madre seca de sales 

cada mañana santificó su nombre 

sin dejar de reclamarle a atenea 

por el fruto de su vientre 

y la sabiduría fastidiada  

decidió un día hacer su voluntad  

y bajó al Callao 

transformó a la quejosa en ave 

y arrojó al desgraciado al mar 

de donde fue expulsado por Nereo 

quien le aseguró compadecido 

que sólo el centauro Quirón 

podría enseñarle a curar el mal  

que la ignorancia otorgó a su fealdad


  


A r t e m i s a 

El corazón de la diosa ha sido cazado 
sangre y mujer ahora 
qué terrible conjuro la doblega 
quién es aquel que lo invoca 
dócil y cautiva 
ha olvidado la aljaba en el lecho 
y ha abandonado 
sin pensar en la gravedad de tal acto 
su divinidad en la alcoba 
unida a quien la idolatra 
no concibe la tristeza 
Lima es el cielo que la luna bendice 
sin embargo con el estío 
agotado el cáliz de la eterna alianza 
mortal como el amor es su desengaño 




A t a n a s i a


Soy la tormenta hija de Hera y Zeus 
quienes a semejanza de su padre Cronos 
a veces me tragaban viva 
cansada de eso 
cierta noche 
hurté una piedra a Deucalión 
y solicité el permiso de las moiras 
entonces corté el hilo 
lancé la piedra 
y me creé 
ya después del séptimo ayuno tomé sol 
encuerada al costado de Asclepio 
afuera a las puertas del nosocomio 
hasta que un miércoles 
ascendí a los cerros del Agustino 
y hoy estoy sentada a la siniestra de Apolo 
y desde allí me mofo de sanos y enfermos




Tríadas



I

 

Lis   del   río

son   del   ave

rey   sin   oro

 

 

 

 

I I

 

Sol   que   nos   das

ese   don   del   día

del   mes

del   año

sin   fin

 

 

 

 

I I I

 

Hoy   acá

nos   ata   Eos

que   nos   ama

aun   con   sal

sin   aro

sin   tul

 

 

 

 

IV

 

Lía  tan   ayo

una   red

ese   que   ora   por   pan

que   oyó   sin   oír

que   vio   sin   ver

que   dio   sin   dar

 

 

 

 

 V

 

Ara   con   sed

una   res   sin   voz

 

 

 

 

V I

 

Van    por   ese   mar

con   ira   del   que   cae

eco   sin   faz

tez   sin   ojo

ser   sin   ala 

pie   que   por   tal   vía   fue

por   vil   ley   del   mal

 

 

 

 

V I I

 

Fui   así  

can   que   iba   sin   amo

era   uva   del   boj

mas   hoy

río   con   paz

 

 

 

 

V I I I

 

Luz   mía   del   sur

sin   ser   dos

los   mil   que   son

ves   que   son   uno